Pontejos del Vino es un bonito pueblo perteneciente como anejo a la localidad de Morales del Vino, distando ambos a unos 2 Km. y situándose a unos 8 Km. de la Ciudad de Zamora. Aparece ya citado en el Fuero de Zamora en el siglo XIII bajo el nombre de Ponteyos de la Torre. Se trata de uno de los pueblos más antiguos del Sur de la provincia de Zamora, siendo Pontejos del Vino el pueblo más antiguo de la Tierra del Vino. |
Se encuentran restos de actividades romanas en torno a las fuentes. El pueblo es conocido por la abundancia de sus aguas, sus fuentes y por sus zonas verdes de prados, lo cual le convierten en un bello lugar. De sus casas sólo destaca una con escudo sin labrar o picado, que conserva tan solo la bordura con 12 panelas y se timbra con yelmo y lambrequines, datable en la primera mitad del siglo XVIII.
Siempre debió ser una aldea a juzgar por los datos demográficos conocidos, sin apenas variación entre los 42 vecinos registrados en el año 1591 y los 40 vecinos de 1790; contándose hacia el último cuarto de siglo, 166 vecinos. Actualmente Pontejos cuenta con unos 80 vecinos aproximadamente.
A Pontejos se agregó la parroquia de San Juan Degollado, del poblado de Almancaya. Celebra sus fiestas el 25 de Julio en honor a Santiago Apóstol. Monumentalmente destaca la iglesia parroquial, con tallas interesantes en su interior. |
Al hundimiento de la Iglesia Parroquial de Pontejos del Vino, sufrido en 1841, se ha añadido una reforma de hace pocos años, que desfiguraron totalmente la fábrica primitiva. El plano actual presenta una sola nave con una gran capilla mayor rectangular. Delante de la portada de medio punto, rasgada al mediodía, se levanta un pórtico de no hace muchos años. De la antigua fábrica sólo se mantiene en pie la espadaña de sillería, situada en el muro de poniente.
En la segunda mitad del siglo XVII, el edificio amenazaba ruina a juzgar por las declaraciones del cantero zamorano Francisco de Quintas que, encargado por el cura y concejo de Pontejos, recorrió la iglesia y señalaba, en los meses de septiembre-octubre de 1677, los trabajos a realizar, consistentes en tejar todo el edificio y cabildo, reparar el tañedero de campañas y compostura de la tribuna y sus balaustres. Todo ello supondría un desembolso de 1.500 reales.
En uno de los muros de la iglesia está empotrada una piedra con leyenda muy perdida, hasta el punto de resultar ilegible.
Lado del Evangelio: Talla de Nuestra Señora de los Ángeles, sentada y sosteniendo sobre su rodilla izquierda al Niño Jesús, mientras que 2 ángeles, simulan sostener su corona.
Prebisterio: Lo preside un Crucifijo procesional, con carnaciones brillantes y de composición manierista, que recuerda los labrados por Juan Ruiz de Zumeta. Sobre una credencia, de finales del siglo pasado, se asienta una escultura de San José.
Capilla del lado de la Epístola: En su interior guarda 4 esculturas de diversas épocas. La de San Juan Bautista data de finales del siglo XVI. De un siglo posterior datará el San Antón Abad. A los primeros años del siglo XVII pertenecerá una Virgen, mal denominada del Carmen. En el siglo XIX se tallaría la escultura de San Antonio de Padua.
Sacristía: No faltan las consabidas tallas de dos santos obispos, que allí consideran como San Atilano y San Ildefonso. Su labra, calidad y datación son diferentes, pues mientras uno de ellos pertenece a la segunda mitad del siglo XVIII, el otro fue esculpido en los primeros años del siglo XIX.
Cajonería, en madera vista, de la segunda mitad del siglo XVIII; en el centro pequeño dosel de madera en blanco con labores arrocalladas a ambos lados.